La energía solar térmica consiste en el aprovechamiento de la energía procedente del sol para generar calor.
El funcionamiento de una instalación solar térmica consiste en que el panel solar capta los rayos del sol, absorbiendo de esta manera su energía en forma de calor. A través del panel solar pasa agua, de modo que parte del calor es transferido a dicho fluido que eleva su temperatura, puede oscilar entre 40º y 60º, no debiendo superar los 80º, es almacenada y llevada al punto de consumo.
Esta agua caliente se podrá usar posteriormente para la producción de agua caliente destinada al consumo de agua doméstico (ACS), ya sea agua caliente sanitaria o calefacción.
Las instalaciones de energía solar térmica necesitan sistemas de apoyo convencionales en previsión a la falta de radiación solar o a un consumo superior al dimensionado. En la mayoría de los casos tanto en instalaciones en viviendas unifamiliares, como en edificios de viviendas, las instalaciones solares se diseñan para proporcionar a las viviendas entre el 60-80 % del agua caliente demandada y de la zona geográfica.
Destacamos las principales ventajas que nos aporta un sistema solar térmico